17/7/08


Su padre de origen Italiano, vino a la Argentina cuando tenía 10 años. Su madre es hija de Italianos, pero nacida en Argentina, cuando su padre fue contratado por 3 meses para trabajar aquí y se quedó a vivir definitivamente.“Éramos una familia de clase media, de gente trabajadora, tengo una hermana mayor, una vez tuve una oportunidad de viajar y conocer Italia con mi papá cuando era chico, pero mamá no me dejó”.“Yo de pibe con mis padres tenía todo y cuando iba a la realidad a su vez no tenía nada, cuando hace falta la contención, lo material no sirve, no hay amor para dar. Esto es lo que pasa mucha veces hoy en día con los pibes, desde el punto de vista humano”.“Creo en lo que no se ve y me ha dado resultados, más halla de mi condición de vida o no, igual todos somos pecadores, soy un ser humano y tengo un dios que me perdona diariamente y conoce mi corazón, a mi me ha dado resultado y quiero ser testimonio vivo de eso. Cuando tenía temor en los malos pasajes de mi vida al caminar por la noche, le decía Dios protégeme y ayúdame, te puedo asegurar que nunca jamás me robaron, siempre reconocí que hay un dios.”.“Vengo de una camada de los ¨80, un tiempo intermedio entre la democracia y la dictadura, donde empezaba a circular más droga, y estaba todo por probar. A mí en lo personal Cristo se me manifestó mucho tiempo atrás, pero yo hice oídos sordos, gente que me iba a buscar, cuando vine acá a Entre Ríos había gente que se sentaba a leerme la Biblia al lado mío, y sé que es no creer en Dios”.“En Bs. As. trabajé mucho en metalúrgicas, reparto de artículos para el hogar, vinos finos. También me fui a trabajar viajando en un barco tres años, en Dique IV, Dársena Norte, como marinera de segunda, tenía célula de embarque, hacía maniobras de cubierta en una lancha aguatera, que en una hora le cargaban 120 mil litros de agua, tanques de más de 1 millón de litros.” “Conocí mi mujer en Bs. As., pero ella es de acá, después me vine a vivir en San Salvador hace 20 años, formamos una familia y tengo cincos chicos, uno lo llevo en el corazón”.“Tenía que alejarme de Bs. As., y me vine amando a mi mujer concientemente que iba a tener un hijo, vine a jugármela acá por él, no iba hacer lo que hizo mi papá, dejarlo en plena adolescencia, y quedar solo, sin nadie que te ame, y sin nadie a quien amar. Mi historia es muy compleja, en mi adolescencia quedo muy confundido, Satanás aprovecha esas oportunidades para que vos te sientas más perdido, te pierde, y pagué hoy una enfermedad por no haberle echo caso al señor y haberme tapado los oídos cuando me hablaba”.“Soy portador del HIV a los 23 años. Cuando vine lo estaba dudando, entre queriendo y no queriendo saber, o no teniendo las agallas para enfrentar el tema. Cuando nace mi última hija en el año ´97, salud pública empezaba a despertar en este tema y solicitaban el análisis obligatorio y me enteró aquí en San Salvador”.“En esos momentos perdidos compartiendo una jeringa llegué a pegarme el virus, estaba la fama de la peste rosa por la homosexualidad, pero no fue por eso. Este es el lado oscuro, y el lado claro es que hoy puedo dar testimonio de esto, y gracias a Dios puedo estar vivo el tiempo que él quiera darme de vida. Tuve el corazón endurecido, pero uno tiene que cambiar día a día el corazón y es difícil asumirlo”.“En el entorno social por haber dicho esto acá, por ser testimonio del portador del virus me juega en contra, me costó un montón conseguir trabajo, la discriminación está en todas las personas de alguna manera, en algún momento sentí los de mis padres, ahora ya no, pero aún hay personas que disparan todavía, creen que vas a contagiarlo por tomar un mate, no le guardo rencor a nadie pero el que está bajo de defensas soy yo”.“Hace poco me tomaron para hacer repartos en un comedor de aquí, y al otro día me echaron por ser portador. En San Salvador si alguno lo es, nadie lo dice, hasta salud publica no da a conocer las cifras de personas portadoras aquí, eso es peor, porque te digo que hasta los médicos tienen miedo de entablar una relación con nosotros, y aquí es donde quiero hablar de salud. Tengo que hacerme una operación, pero hasta el día de hoy nunca llegó ese día, por no haber un médico responsable que lo encaré. Irme a Paraná es demasiado complicado para mí”.“Mis hijos están al tanto de todo, yo no les escondo nada, ellos desde chiquito me vieron tomando remedios, mis recaudos, mis cuidados, mi higiene y todo lo que sea necesario par una vida normal, no quiero tener un cargo de conciencia y me digan: -no, papá no me dijo nada- y si sos conciente a tus hijos les vas hablar”.“Uno de mis hijos falleció por una enfermedad genética, neurofibromatósis, un tumor cancerigeno maligno y agresivo. Cuando él estaba enfermo, la gente rumoreaba que era portador, ninguno de ellos lo es. El tenía 15 años, nació en un momento especial para mi, cuando vine a San Salvador, y con todo su dolor jamás nunca se quejó, las últimas palabras que me dejó antes de partir fue: -el amor de Dios es maravilloso, yo te quiero hasta el cielo- y es otro testimonio de que Dios existe”.“Nuestra sociedad debe tomar conciencia por sus hijos de todo esto que pasa, hablarles, despertarlos, no encerrarlos en un frasco para cuidarlos, porque pueden estar en cualquiera de los dos lugares, ser o no ser”.


Marcelo Simón Furio, nació en la Capital Federal en 1968, cursó su escuela primaria, creen en Dios, y es la principal fuente de fe que tiene para vivir hoy en día.

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