20/2/08
“En una oportunidad estábamos dando serenatas; serenatas de respeto que se le llamaban, para la noche buena, había acordeón, bandoneón, guitarras y cantores, se cantaba en alguna ventana y esperábamos que nos dieran alguna botella, nunca faltaba el que quería atropellar primero para agarrar el obsequio, nosotros cantábamos y nos retirábamos, sorpresa se llevó cuando vio abrir la ventana y fue a recibir el regalo, ¡le tiraron con una escupidera llena de orín! Corriendo se fue a la casa a bañarse y sacarse el olor, nunca más jugo de comedido”.
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“Nací, me crié y me malcrié aquí en San Salvador, hace 64 años, durante 40 años viví en la calle Primera Junta; una calle de artistas se decía en ese entonces, como Mario Jourdán, un bohemio tremendo, también yo tenía el Tango Bar, que funcionaba en mi misma casa, era refugio de trasnochadores, todas las noches había una viola un bandoneón, cantores, venían músicos de otros lugares como el Cítara Trío de Concordia, Héctor Apeseche de Yumba 4, Telmo Follonier y tuve la suerte de cantar con los mejores fuelles de la provincia, los hermanos Salvador, los hermanos Crossignani de Concepción del Uruguay, Edmundo Cosentino de Villaguay, Rivero de Paraná, me di mi pequeños grandes gustos".
"Empecé a cantar desde muy chico, las primeras actuaciones fueron en la escuela, me subía arriba de una silla y cantaba, el tango era algo que se escuchaba mucho en casa, tanto mi padre como mi madre eran muy tangueros, también mis hermanos mayores, mi papá era muy bailarín de tango".
"Mucha gente me conoce por Carlos Tamayo, el origen del nombre viene porque en los años ´20, había en la zona un malandra que le llamaban Tamayo Gavilán, y mi papá tenía un gran parecido físico con el, entonces un tachero (taxista) colega, que en ese entonces eran autos de alquiler, lo bautizó Tamayo Gavilán, de ahí que muchos me conocen con ese nombre".
"Mi debut ante un público grande lo hice cuando tenía 13 años, en la escuela 104 de Lucas Sud, con los hermanos Torres Castagnino, entre ellos don Ramincho, que es quién me enseño a cantar y me echó montón de veces, el veía que yo tenía voz y no la largaba, así que al otro día volvía, y le decía: don Ramincho, ¿quiere que le cebe unos mates? (risas). El grupo era don Ramincho en bandoneón, don Lorenzo y Pocho en guitarra, y Yoyo en la batería, el grupo se llamaba típica y característica Renacimiento, estuvimos alrededor de 5 años, hasta que me fui a hacer el servicio militar".
"Cuando regrese, estuve con los hermanos Casse, don Benito, don Ovidio, don Cipriano, y don Elvio Rey, la orquesta se llamaba Santa Cecilia, eso fue en el año ´65, también fue integrante Luís Gómez en acordeón".
"Después me voy a Bs. As, en el ´71 me va a buscar Edmundo Segón y Cirito Romero, yo trabajaba de mozo, era mi último año en la ciudad, ellos tenían los Cinco Sonidos y querían formar Tango Cinco, sería algo así como dos bandas en una, Cinco Sonidos era todo característica y melódico con Edmundo Segón en los teclados, Oscar Morén en el bajo, Cirito en guitarra, carancho González en la batería y Jorge Santos como cantante, luego bajaban el baterista y el cantante y subíamos el topo Caire y yo, era una época que se trabajaba bien, los bailes se llenaban, las orquestas tocaban mucho, hacían una presentación de 2 horas, descansaban media hora y se volvía a tocar otras 2 horas mas, no había disk-jockey, los bailes de Lucas Norte comenzaban a eso de las 9 de la mañana hasta el otro día a las 7 u 8, ¡con piso de tierra! Pero todo era diversión".
"Cuando salgo de Tango 5, alguien me contacta con la organización del primer festival provincial del tango, en Rosario del Tala, con proyección nacional; los que ya habíamos cantado en alguna orquesta nos contrataron como profesionales y después estaban los que iban como aficionados, dentro de los profesionales éramos treinta y dos y gané, llegué a la final con un muchacho de Gualeguaychú, eso fue el 4 de enero del ´75, el premio era plata, que sí cobré y la grabación de un disco que me la cambiaron por actuar en el teatro Astral de Bs. As en septiembre de ese mismo año, canté al lado de Edmundo Rivero, Alberto Morán, ¡cantores de aquellos! A mi temblaban los garrones (risas), imagínense el teatro con los balcones llenos, un escenario inmenso, un despliegue de gente y luces, fue una gran satisfacción, en los camarines Edmundo Rivero se acercó y me felicitó, yo estaba ancho como alpargata e´croto".
"También incursioné haciendo folklore, con los Achalay, ganamos varios concursos, el grupo lo formó Cholo Echeverría, profesor de baile y guitarra, el ruso Nikel que era empleado bancario, Bochón Lagos y yo, esa fue la primera formación, después también la integraron el Totito Ordóñez y Martín Santos".
"Tuve la posibilidad de cantar en el programa de Silvio Soldán “Grandes Valores del Tango”, superé la prueba pero nunca me llamaron, así como yo, había muchos esperando su oportunidad".
"Viviendo en Bs. As tuve la oportunidad de cantar en varias cantinas, el tango era muy popular, los locales se llenaban de gente para bailar y ver a sus artistas preferidos, disfruté la noche porteña, los espectáculos eran de lunes a lunes, yo trabajaba en un restaurante desde la cinco de la tarde hasta las dos de la mañana, me daba una ducha y me iba a las cantinas hasta las seis o siete de la mañana y después dormía hasta las tres o cuatro de la tarde".
"En el hotel que me hospedaba éramos 4 de San Salvador, así que no me sentía tan solo, viví cinco años y después regresé, mi mamá me extrañaba y le preocupaba que estuviera tan flaco(risas) así que le hice caso y volví; el viaje se hacía en tren, 14 horas duraba el viaje hasta acá, siempre y cuando el clima estuviera bien y el ferry no tenga problemas, tardaba 5 cinco horas en cruzar el río Paraná desde Zarate a Ibicuy, era hermoso, se armaban guitarreadas con los correntinos y misioneros, era como una gran familia, ¡una cosa impagable!"
"Soy un tipo que nunca supe música, orejero al mango, y por lo que dicen los demás músicos, no desafino por más borracho que esté (risas), siempre me han recomendado que estudie algún instrumento, pero no lo intenté. Tengo muy buena memoria para aprenderme los temas".
"En este lugar donde vivo, estaba la cancha del club Nuevos Rumbos, que era donde yo jugaba, enfrente de los contrarios; Unión, ¡nos teníamos una pica tremenda!
Siempre me canto un tanguito, aunque nadie me escuche, como dice el dicho- nací perro y voy a morir ladrando-“.
Carlos Joannaz está casado y tiene 4 hijos, recorrió innumerables ciudades y pueblos con su canto, cosechó amigos y premios, pero lo más importante; consiguió el respeto de sus colegas y afectos.
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