20/12/07

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“Frente al Banco Nación, antiguamente había otra farmacia, y en la vereda estaba instalado un buzón. El dueño, que eran medio raro, tenía por costumbre salir a mirar afuera apoyado en este buzón. Pero un día se muda enfrente en diagonal donde luego compré yo, y como no tenía donde apoyar el hombro, solicita y logra que trasladen el buzón a su esquina, donde está hoy, (risas). Recuerdo que a veces también mandaba a algún empleado a las otras farmacias y ver si entraba algún cliente de él, (risas). El buzón después se quemó, resulta que había unos pibes, que estaban fumando, vieron venir a sus padres y pusieron los cigarrillos en la boca del buzón, los cigarrillos cayeron adentro y ¡quemaron todas las cartas!” (Risas).
“Una vez en una clase estaba discutiendo con una alumna, en eso entra la inspectora y cambio totalmente la conversación, ¡los alumnos me miraban y no entendían nada!, observa un poco la clase y después que sale le digo ¡chau mi amor! Y los alumnos se mataban de risa, entonces ella vuelve y pregunta que pasaba: nada-le contesto-, se tropezó la alumna tal y usted sabe que eso mueve a risa; ah bueno me dijo, siga con la clase”.

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Nació el 17 de septiembre de 1923 en Concepción del Uruguay, es farmacéutico de profesión, estudió en el Colegio Nacional de esa ciudad y en la Universidad Nacional de Córdoba. Casado con 2 hijos.

“Me crié en un barrio muy humilde, éramos 3 hermanos, 2 mujeres y yo, mi padre era ruso, de Odesa, al lado del Mar Negro, siempre nos contaba cuando voltearon a Irigoyen, yo tenía 7 años, recuerdo lo que representaba su figura, la gente salía a la calle a festejar, pensábamos que era la revolución del pueblo, pero era un golpe militar, hoy con el tiempo me doy cuenta del error que significó para el país”.

“El peronismo vino a reivindicar los derechos de los trabajadores, yo fui uno de los que combatió a Perón, sin embargo llegue a ser concejal por el peronismo. Son pocos los que conocen la doctrina peronista, es casi un calco del socialismo de Alfredo Palacios, Perón decía: la tierra es del que la trabaja; el combatía al capital, pero al capital salvaje".

"Si pensáramos como verdaderos argentinos, este país no estaría como está, en el año ´58 San Salvador tenía cinco mil habitantes, y hoy está enrejado ¡por favor!”

“Tiempo atrás, el país era un lugar de transito de la droga, ahora es de consumo, antes en el petitorio farmacéutico teníamos cocaína, morfina, heroína y a nadie se le ocurría probar, la alegría o tristeza deben ser naturales, veo como se hacen mezclas de distintas drogas que te destruyen las neuronas, la unidad anatómica del sistema nervioso, ¿Qué hacían nuestros abuelos cuando tenían un problema, que hacían nuestros padres? Lo afrontaban, no lo evadían, la contención comienza en el hogar, hay familias donde mandan más los hijos que los padres. Se han quebrado los valores de la familia, la amistad”.

“Hace 30 años comencé a hablar de sexualidad en el colegio, una madre se quejó a la rectoría diciendo que un profesor hablaba de sexo en clase, le dije a la rectora: no culpe a nadie, fui yo. Una vez vino un inspector con una fuerte fe católica y le pregunte de charlar estas cosas con los alumnos y me dijo: hacé que se interesen y te pregunten; hoy creo que se lo está por dar como materia”.

“Cada lugar tiene su forma de ser, San Salvador llegó a tener 14 molinos arroceros, en un momento me puse a pensar que no se puede vivir del monocultivo, hay que crear otras cosas, San José y Villa Elisa han aprendido algunas lecciones, va en la mentalidad de cada pueblo, el mundo es dinámico, va cambiando, hay que adaptarse".

"Cuando terminé la facultad, me radiqué en Bs. As, conseguí mi primer trabajo en Ramos Mejía, no podía ejercer en Capital porque no tenía habilitado el título, tenía dos horas de viaje de ida y otras tantas de vuelta, era una cadena de farmacias que tenían sucursales en Italia, Chile y otras partes del país, me ofrecieron trasladarme alguna de estas, pero no acepté, porque iba a seguir siendo empleado y no quería eso”.

“Me enteré por unos parientes, que aquí se vendía una farmacia, que era de Abraham Minuchin, así comencé mi relación con la comunidad de San Salvador. En esos tiempos, de un grupo de vecinos; entre los que recuerdo a Cabrera, que era rematador, surgió la idea de crear un colegio, ya que el éxodo de chicos que se iban a estudiar afuera era muy grande, se armó una comisión provisoria y se comenzó a trabajar, tuvimos algunos detractores, que decían que los ladrillos se iban a podrir, y por gentileza de la municipalidad; en ese entonces era intendente Primo Paoloni, nos cedieron el terreno y se comenzó a edificar".

"Durante muchos años tuve el privilegio de conducir el acto de colación de grado del colegio, también integre lo que se llamaba comisión pro festejos patrios, antecesora de lo que después fue la dirección de cultura”.

“Siempre digo que ser jubilado en nuestro país es un castigo más que un premio, hay una regla en biología que dice; todo órgano que no se usa, se atrofia, y me recuerda también unos versos del poeta Pablo Neruda: el amor es corto, pero el olvido es largo, y tiene razón, tenemos una gran capacidad para olvidar, cuando morimos, de a poco se nos olvida. Me llegó el momento de jubilarme y retirarme del colegio y la farmacia y comencé a trabajar en la farmacia del hospital, cinco años estuve y me empezaron a seguir ideológicamente, una ex alumna, por el delito de pensar distinto, como si el hospital fuera un comité y luego quedé afuera, creo que fue una injusticia, di todo lo que tenía a la institución”.

“Una vez a un señor que yo no conocía, con un nivel intelectual muy básico, le dije: todo muere, hasta el amor, y el me contestó: el amor no muere, se transfiere y me dio una gran lección".

"A veces me preguntan como hago para mantenerme tan jovial, no desde lo físico, por que el paso de los años no lo frena nadie, si no de la actitud hacia la vida, yo contesto que una formula es estar rodeado de jóvenes, luchar por algún ideal, ya sea político, religioso o lo que fuere y por sobre todas las cosas, amar las cosas de la vida”.

“A veces me duele la actitud que tienen muchos jóvenes hoy, tirado en la plaza fumando y bebiendo, pero es una responsabilidad de los mayores saber guiarlos y por supuesto de los dirigentes, que sepan crear espacios para que los chicos puedan ser creativos en cosas positivas, esto no se logra con leyes, sino con el ejemplo”.

“Cada uno vive a su manera, creo que hay dos formas de hacerlo, ser individualista o comunitario, no hay término medio, el individualista vive muy bien, vive para él, el comunitario no vive tan bien, porque lo que sería para él, lo comparte con los demás, yo siempre he sido comunitario, no me fue bien en la farmacia porque al pobre nunca le cobraba".

"Tengo el orgullo de haber tenido como alumnos a muchos que hoy son profesionales, entre ellos a quien considero un hijo espiritual, Hugo Berthet; recuerdo que había muerto Perón y los únicos que sabíamos éramos los profesores, entro al baño y el me pregunta si sabia como estaba Perón; lamentablemente falleció, le dije, y se puso a llorar desconsoladamente. El tuvo un gesto conmigo que no lo puedo olvidar, en una oportunidad le dijo a una profesora que los mejores profesores que él tenía eran Greco y yo. Esta va y le cuenta a la rectora, que inmediatamente me cita y delante de los demás me dice que no yo no conduciría más el acto de colación, a lo cual le contesté que ella tenía la rectoría para decidir, pero no voy a permitir que me juzguen mis pares, ante lo cual Corsini (escribano) dijo-tiene razón-. Después se apersonaron Berthet con un grupo de alumnos mocionando que si yo no dirigía el acto de colación ellos no se presentaban, no lo digo como vanidad, para mi fue un aliciente, una actitud que hasta hoy le agradezco”.

“El hombre debe mirar para adelante, el pasado no se puede modificar”.

1 comentarios:

  1. Me emocionó mucho leer estos pequeños párrafos, cuanta verdad.
    L averdad que el carisma de sus clases fueron inigualables. Gracias por todo lo brindado hace algunos años atras.